Inta Casilda: La ciudad, una oportunidad para cuidar a los polinizadores

La abeja melífera es uno de los insectos polinizadores más abundantes en nuestra región, y hay numerosas iniciativas mundiales para su cuidado y protección.

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La abeja melífera es uno de los insectos polinizadores más abundantes en nuestra región, y hay numerosas iniciativas mundiales para su cuidado y protección. Ciertas condiciones ambientales provocaron que la visita de estos polinizadores sea percibida con mayor frecuencia en la ciudad y llamen la atención al ser visualizados en grandes cantidades.

La polinización es tan necesaria para la obtención de frutos y semillas de plantas cultivadas por el hombre como aquellas de crecimiento espontáneo. Un estudio realizado por Basualdo y colaboradores en 2022 estimó la cantidad de alimentos de uso humano que se produce gracias a los polinizadores en Argentina, México, Uruguay y Chile, dando una cifra de 228.100.000.000 kg y de 33.900.000.000 kg alimentos no utilizados directamente en la alimentación humana, otorgándole un valor atribuible a los polinizadores de 22.950 millones de dólares.

En el sur de Santa Fe, hace muchos años que se ha dado la simplificación del ambiente y las ciudades se han convertido en pequeños reductos de diversidad vegetal que cobijan algunas especies. La pérdida de hábitat en las zonas rurales es manifiesto para muchos polinizadores, como lo es la abeja doméstica, uno de los exponentes más afectado.

En condiciones normales, una abeja puede recorrer 2 kilómetros desde su colonia en búsqueda de alimento, pero en determinadas condiciones puede viajar varios kilómetros más. Este año se presenta con escasas precipitaciones, lo cual aguiza la faltante de recursos alimenticios para estos insectos. Por ello, se han acercado a alimentarse a la ciudad y se los visualiza en grandes cantidades en árboles y diversas flores.

Las abejas que están en búsqueda de polen, néctar, resinas de árboles y agua no tendrán un comportamiento defensivo. Es decir, no representan peligro, ya que se centran en recolectar alimento o resinas para el propóleo de la colonia. El comportamiento de defensa con su aguijón es realizado cuando ven amenazada la colmena; por ello, al acercarnos a las colonias, debemos utilizar ropa protectora y humo.

En las ciudades es común ver enjambres de paso, gran cantidad de abejas que se desplazan y suelen posarse en algún lugar para descansar. Continúan su viaje para ubicarse en un habitáculo que tomarán como lugar definitivo. Durante todo ese viaje no son agresivas, ya que no tienen que defender su “casa”. Además, viajan repletas de miel en sus buches, lo que les dificulta doblar el abdomen para desenfundar el aguijón. Los enjambres son la forma natural de multiplicación y se manifiestan cuando el alimento es abundante. En nuestra región ocurre a partir de la primavera y parte del verano.

Ante la presencia de un enjambre o grupos de abejas que nos genere alarma y/o curiosidad en lugares como el patio de nuestra casa, el trabajo o un espacio público, se recomienda -antes de actuar- consultar con personal idóneo. En muchos casos, pueden ser abejas u otras especies que poseen otro tipo de comportamiento. En todos los casos, no utilizar plaguicidas de ningún tipo (aerosoles, líquidos), fuego u otro método, porque pueden ocasionar que se alteren ante estas agresiones y generen mayores inconvenientes.

Los múltiples beneficios que nos brindan las abejas, desde la polinización a la obtención de miel, jalea real, polen, propóleos y apitoxina, nos hacen reflexionar y conocer sobre el cuidado de esta especie, resaltando su importancia en el aspecto económico y en la salud de nuestros ambientes. Por ello, ante alguna duda no dejes de consultar a un apicultor que conozcas. Él te ayudará a cuidarlas.

Mgter. Vet. Ezequiel Bertozzi, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Casilda.

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